

Jesús, te pido que vengas a mi corazón y toques esas experiencias de vida que necesitan curación. Me conoces mucho mejor que yo mismo. Vierte tu amor a cada rincón de mi corazón. Donde sea que encuentre al niño lesionado, tóquelo, consuélelo, suéltelo. Regresa en mi vida hasta que fui concebido. Límpiame y libérame de todo lo que podría haber tenido una influencia negativa en ese momento. Bendíceme mientras me estaba formando en el útero de mi madre y elimina cualquier obstáculo a la integridad que pueda haberme afectado durante esos meses de encierro.
Concédeme el profundo deseo de nacer y sanar cualquier trauma físico o emocional que pueda haberme dañado durante el parto. Gracias, Señor, por estar allí para recibirme en tus brazos en el momento en que nací, para recibirme en la tierra y para asegurarme de que nunca dejarás de ayudarme o abandonarme.